En los primeros días de diciembre, tuvimos el privilegio de dialogar con dos destacadas expertas en agroecología: Olga Domené Painenao, Magister en Agroecología en la Universidad de Pinar del Río (Cuba) y en Desarrollo Rural en la Universidad Central de Venezuela, Doctora en Ciencias en Ecología y Desarrollo Sustentable, Investigadora por México del Colegio La Frontera Sur (ECOSUR) de CONAHCYT; y Emma Siliprandi, Doctora en Desarrollo Sostenible y profesora de la Universidad Internacional de Andalucía (UNIA), con amplia experiencia en agroecología y enfoque de género. Nos acompañó también en esta conversación, Santiago Peredo y Parada, Profesor Titular en la Universidad de Santiago de Chile. Doctor y Master en Agroecología; actualmente es el Director Académico del Diplomado en Transición Agroecológica para funcionarios de INDAP, realizado para la Fundación de Comunicaciones, capacitación y cultura del agro (FUCOA) del ministerio de Agricultura, del cual Olga y Emma son docentes, motivo por el cual visitaron nuestro país.
En esta entrevista, las expertas compartieron su visión sobre la relación entre la agroecología y la restauración de paisajes, destacando cómo este enfoque sostenible no solo promueve la conservación de la biodiversidad y la resiliencia ambiental, sino que también coloca a las comunidades locales —y en particular a las mujeres— en el centro de los procesos de transformación.
Desde experiencias prácticas en América Latina, India y Senegal, hasta la importancia de la gobernanza participativa y los retos de integrar perspectivas de género, esta conversación ofreció un análisis amplio sobre el rol de la agroecología en la restauración de ecosistemas y en la construcción de un futuro más equitativo y sostenible.
¿Es posible restaurar los paisajes degradados fortaleciendo a las comunidades rurales? Olga y Emma nos señalan que es posible y que la agroecología ofrece importantes herramientas para lograrlo.
Pregunta 1: Desde su experiencia, ¿cuáles son los mayores desafíos que enfrenta América Latina en temas de restauración, especialmente desde la perspectiva de la agroecología?
Respuesta:
En América Latina, uno de los principales desafíos en la restauración de paisajes es cómo trabajar con las poblaciones locales para que puedan producir de forma sostenible y alcanzar una buena calidad de vida. De acuerdo con nuestros entrevistados, las comunidades muchas veces se enfrentan a un sistema que no les ofrece alternativas y eso genera tensiones entre sectores más conservacionistas y aquellos que abogan por integrar a las personas en la gestión del territorio. Al respecto, Emma Siliprandi señaló, que históricamente, ha existido una tensión entre enfoques que buscan excluir a las personas de áreas protegidas y aquellos que reconocen que las comunidades locales son fundamentales para el cuidado y manejo sostenible de estos territorios. “Es esencial trabajar con estas poblaciones, entendiendo sus necesidades y promoviendo prácticas sostenibles que les permitan vivir dignamente sin degradar el medio ambiente”. En este sentido, uno de los principales desafíos en la restauración de paisajes es equilibrar las necesidades de conservación con las de las comunidades locales. Emma Siliprandi, profundizó en el marco de la experiencia en Brasil, indicando que “es posible distinguir un embate entre sectores más conservacionistas, que ven el territorio sin gente, y sectores que defienden que las personas que habitan esos territorios son las mejores para cuidar esos territorios. Superar esta visión en la que muchas veces, las personas son consideradas invasores de las tierras, y en escenarios en los que después de que ellos ya la habitan estos territoritos, estos se convierten en áreas protegidas. Como trabajar con estas poblaciones, que, en algunos casos trabajan en forma poco sostenible, pero muchas veces esto ocurre porque no tiene otras formas de trabajar. Entonces hay que trabajar con estas personas, partiendo de sus necesidades, necesitan poder producir de forma sostenible, pero también vivir bien porque ellos merecen vivir bien. Como tener buenos ingresos, buenas condiciones de vida, sin degradar el medio ambiente”.
Pregunta 2: ¿Cómo la agroecología complementa los objetivos de iniciativas como el proyecto GEF Restauración de Paisajes, cuyo objetivo es impulsar procesos de restauración en zonas productivas agrícolas y forestales, en la regeneración de ecosistemas degradados?
Respuesta:
Frente a esta pregunta, la respuesta de ambas expertas fue que la agroecología ofrece un enfoque integral que combina conocimientos tradicionales y científicos para manejar los recursos naturales de manera sostenible. Al implementar prácticas agroecológicas, se promueve la biodiversidad, se mejora la fertilidad del suelo y se optimiza el uso del agua, contribuyendo directamente a la restauración de paisajes degradados. Además, al fortalecer la resiliencia de los sistemas agrícolas, se facilita la adaptación al cambio climático y se promueve la seguridad alimentaria. Olga Domené, destacó que “la agroecología combina el conocimiento local y popular con la ciencia para desarrollar prácticas sostenibles. Este enfoque no solo busca recuperar técnicas ancestrales, sino adaptarlas con tecnologías actuales para manejar los recursos de manera sostenible.» Emma Siliprandi y Santiago Peredo y Parada, en tanto, enfatizaron que, en agroecología, se trabaja diseñando procesos y propuestas colectivas porque ningún modelo se repite, cada territorio tiene su singularidad.
Pregunta 3: ¿Qué innovaciones tecnológicas o metodológicas considera esenciales para monitorear y evaluar el impacto de este tipo de iniciativas de restauración a largo plazo?
Para las expertas, la agroecología, la organización comunitaria y la integración de conocimientos tradicionales y científicos, puede ser una herramienta efectiva en la restauración de paisajes y la promoción de medios de vida sostenibles.
En este sentido, Olga destacó varios indicadores que han sido identificados a través de múltiples investigaciones, comunes para el éxito a largo plazo de este tipo de iniciativas. En primer lugar, se encuentra la organización, fortalecer las estructuras organizativas locales permite una gestión más efectiva y duradera de los recursos naturales.
En segundo lugar, los procesos educativos de tipo constructivista, e implementar programas de educación popular y metodologías de investigación participativa facilitaría la apropiación y continuidad de las prácticas de restauración, como el método campesino a campesino.
Otro indicador relevante guarda relación con generar espacios de conversación o puntos encuentro con políticas públicas. Eso ha favorecido mucho el crecimiento, por ejemplo, de la agroecología en Brasil, que Olga destaco como un modelo.
Finalmente, relevó que la importancia de que los procesos sean participativos, “estos deben nacer desde la gente, para la gente y con la gente”.
Por su parte, Emma, destacó que se trata de innovaciones sociales y políticas, además de las innovaciones técnicas que también existen en agroecología, porque no se trata solo de recuperar técnicas ancestrales, sino que de renovar estas técnicas ancestrales con los conocimientos actuales en términos de innovaciones sociales de políticas. Un ejemplo entregado por Emma en materia de gobernanza es el caso de Senegal, país en el que se estableció una plataforma con múltiples actores que reúne al gobierno, sociedad civil, academia y sector privado para promover la agroecología a través de la educación, integrando diversos grupos culturales y religiosos en la gestión sostenible del territorio.
También destacó el trabajo desarrollado en India, en el Estado de Andhra Pradesh, en el que miles de grupos de mujeres desarrollaron cooperativas para trabajar de forma natural, sin insumos químicos, creando preparados a partir de recursos locales, ya que no contaban con recursos para comprar materiales que les permitieran mejorar su producción agrícola. Actualmente, esta iniciativa, nacida desde las bases, ha sido adoptada como programa público por el gobierno estatal.
Un tercer ejemplo de innovación mencionado es el de los Sistemas Participativos de Garantía para la producción orgánica en Brasil, que fueron diseñados por los propios agricultores, consumidores y organizaciones, lo que redujo costos y fomentó la confianza en la cadena productiva. “Se trata de grupos de confianza, formados por productores, entes gubernamentales y consumidores, que establecen criterios y realizan visitas entre pares para certificar productos ecológicos, fomentando la confianza y reduciendo costos”.
Finalmente, Emma agrego que “Cuando los proyectos se diseñan desde el diálogo horizontal, escuchando y respetando los significados que las comunidades dan a la restauración, se logran procesos mucho más sostenibles y apropiados”.
Pregunta 4: Considerando la perspectiva de género, ¿qué aspectos podrían fortalecerse en iniciativas de restauración ecológica para garantizar la inclusión y el liderazgo de las mujeres rurales?
En este punto, ambas expertas destacaron como tarea fundamental promover el empoderamiento colectivo de las mujeres, fortaleciendo su organización y participación en procesos de toma de decisiones. Reconocer y valorar los conocimientos y roles tradicionales de las mujeres en ámbitos como la alimentación, la salud y el cuidado es esencial. Además, es importante diseñar programas educativos que dialoguen con su cotidianidad y que no sobrecarguen sus responsabilidades, fomentando una participación equitativa y efectiva en las iniciativas de restauración.
Para Olga Domené, garantizar la inclusión y el liderazgo de las mujeres rurales en iniciativas de restauración ecológica, es fundamental comenzar fortaleciendo su organización. Este paso inicial permite que ellas mismas enfrenten y superen obstáculos como el temor a expresarse en público, una barrera comúnmente arraigada en su histórica relegación al ámbito doméstico. Promover espacios donde puedan reconocerse como ciudadanas con derechos, expresar sus necesidades y proponer soluciones es clave para construir una participación significativa.
La experta agregó que es esencial desafiar y superar la visión de las mujeres como subordinadas o limitadas a roles específicos. “Las mujeres rurales poseen ideas y propuestas valiosas para transformar sus vidas y territorios, pero a menudo no son escuchadas ni se les brinda la oportunidad de contribuir plenamente. Por ello, se deben crear espacios donde puedan autoorganizarse, fortaleciendo su capacidad de incidir tanto en lo productivo como en lo comunitario”.
Emma Siliprandi, complementó este punto, “es crucial promover el empoderamiento colectivo de las mujeres. Esto implica fortalecer su organización y crear espacios seguros donde puedan expresarse y desarrollar su liderazgo. Muchas veces, las mujeres son invisibilizadas en los procesos de toma de decisiones, pero son fundamentales porque aportan una visión integral que incluye la producción y la reproducción.»
Olga Domené indicó que es crucial integrar en las iniciativas de restauración los aspectos tradicionalmente atribuidos a las mujeres, como los cuidados, la salud, la alimentación y la educación, y reconocer que estos son tan importantes como las actividades productivas. La agricultura familiar y campesina no puede sostenerse sin estos aspectos, que son parte del entramado vital que garantiza la producción y reproducción de la vida.
Por último, es necesario cuestionar las normas patriarcales que perpetúan desigualdades en las responsabilidades domésticas y de cuidado, frecuentemente asumidas por las mujeres. Esto incluye trabajar en la sensibilización de toda la comunidad, promoviendo cambios en las dinámicas de poder y visibilizando el papel crucial de las mujeres en todos los aspectos de la vida rural. Solo a través de un enfoque integral que valore tanto lo productivo como lo reproductivo y fomente la equidad en las responsabilidades, se podrá garantizar un liderazgo efectivo y una restauración ecológica inclusiva y sostenible.